Por Ricardo Quezada.
Tendido y al borde de la muerte, una criatura sin sentido lo rodeó y comenzó a pronunciar palabras insensatas, pronto se sumaron más bestias de colores furiosos y formas imposibles; una serpiente con patas de gallo, un burro con alas y lengua de fuego, un coyote con alas de gavilán, lagartijas moteadas con garras de león y cuernos, y así varios más que en multitud unieron voces y comenzaron a entonar un sólo canto que los oídos mortales de Pedro fueron entendiendo poco a poco: abje, al, albrej, Lebrija, lebrije, alebrija, alebrije, alebrije… horrorizado y aturdido Pedro corrió con todas sus fuerzas y cuando los pulmones comenzaron a arder y el corazón a dar explosiones en vez de latidos, él trastabilló y con su caída el espíritu le regresó al cuerpo.

Pedró jaló aire como no lo hacía desde su nacimiento y despertó de su tétrico sueño. Estaba rodeado de su familia, la úlcera reventada lo tenía muy mal y sin embargo se levantó e intentó explicar lo que había encontrado en el mundo de los sueños. Las palabras no eran suficientes, se aglutinaban en su boca y parecían no tener sentido a los oídos de los que lo rodeaban. Pedro tuvo una idea, tomó sus materiales de trabajo y habló a través del cartón, liberando de esa forma el primer alebrije.
Esto pasó hace muchos años en Oaxaca, pero el suelo nacional tiene la característica de ser muy fértil en creadores. Ahora, cuando visitamos las calles de México, cada vez es más común ver las composiciones artísticas reclamar los muros de concreto llenándolos con los tonos de algún artista en particular. Dentro de la escena del arte urbano mexicano, uno de los artistas más prolíficos e interesantes sin duda alguna es Curiot Tlapazotl cuyo trabajo inevitablemente me hace recordar la historia de Pedro y preguntarme ¿con qué sueña Curiot?

Nativo de Sahuayo Michoachán, hogar también de los zombies del Trino y los tlahualiles, Fabio Martínez mejor conocido como Curiot, desarrolla sus obras en el umbral de lo onírico y lo real, entre lo pop y lo surrealista, desenvolviendo a cada trazo bestias cargadas de folclore mexicano en una adopción y reinterpretación simbólica única y fascinante que, entre otras motivaciones, buscan contagiar a los espectadores de deseo de creación, como una bacteria creativa altamente positiva que contrarreste y brinde una emoción al ciudadano contemporáneo, zombificado y agobiado por el peso de la vida.

Radicado gran parte de su vida en Costa Mesa, Estados Unidos, durante la época dorada del skate, Curiot desarrolló una afinidad por el dibujo que rápidamente se convirtió en amor y regresó a México a los 19 años para ingresar a la facultad de Bellas Artes de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo donde comenzó a desarrollar su estilo que más allá de la figura a veces descompuesta, a veces fina, a veces bestial o intrigante, denota la libertad que ha logrado conquistar en cada trazo decantando en un estilo personal que recuerda un remix entre los bestiarios de Aloys Zötl con influencias de los decks de skate, las criaturas del folclor mexicano, la danza de los tlahualiles y hasta Carrigton.
La libertad es un sueño y en la época actual parece que vivir del arte también lo es, pero más allá del reconocimiento o éxito, el trabajo de Curiot está dentro de los pocos discursos donde queda de manifiesto que vive en su arte, bajo este esquema es innegable que Curiot comparte un fragmento de sí en cada una de sus “cute (de tierno en inglés) y curiosas” criaturas, alcanzando de ésta una capacidad evocativa que transporta inmediatamente al mundo onírico, donde las ideas florecen de entre las cenizas, donde los tlahualiles son criaturas monumentales que se escapan de los lienzos y los animales se fusionan con su entorno y con delicadeza escapan de las paredes para robarle una emoción a las personas para combatir el gris abominable de las ciudades, para regalarnos un poquito de sueños, un poquito de felicidad.

Tendidos y al asecho de la muerte, la humanidad reposa en sus hogares, sus ciudades o sus calles, alrededor de ellos criaturas hechas de aire, tierra, agua, fuego, hojas, animales y flores abundan en el mundo de los sueños. A la imaginación, sus formas se vuelven imposibles de describir y no es hasta que la mano del Curiot las libera con aerosol o pinceles en un lienzo en blanco de tela o ladrillo y toman posesión del espacio alejando lo muerto y mundano, o al menos eso es lo que pareciera que Curiot Tlapazotl sueña.
Las Criaturas de Curiot Tlapazotl estarán presentes en Querétaro durante el Festival de Nueve Arte Urbano Seawalls El Agua es Una, del 27 de marzo al 17 de abril de 2018 en Querétaro.
Puedes conocer más del trabajo de Curiot Tlpapazotl en:
https://www.facebook.com/El.Curiot/
http://www.fifty24mx.com/artists/curiot/index.html
Más fotografías de the Stills agency:
https://www.facebook.com/TheStillsAgency/

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