El mural de Sänk recrea la leyenda del místico Chan, la criatura mitológica que gobierna las aguas de los manantiales donde el líquido mana de la roca, y el ser responsable de llevarse el agua de Querétaro al cerro del Zamorano cuando los humanos pelean por ella. Hoy en día el Chan parece estar cada vez más lejos de nuestras ciudades, por lo que se hace necesario colaborar en urbes y comunidades para recuperar el balance ecológico. En su muro, Sänk retrata la leyenda en que un hombre sabio del pueblo invoca al chan, le pide que deje fluir el agua del Zamorano para que vuelva a los manantiales de la Cañada. En la escena aparece un puñado de Ajolotes, la extraordinaria salamandra mexicana que tiene el poder de regenerar sus órganos. De ellos se desprenden las lluvias, nuevos ríos nacen y en un extremo, escondido al fondo del espacio, en los límites del edificio, el Venado Azul de los Wirrarika, señor de la vida, contempla el renacer de su jardín.