MANTRA

MantraRea para el Festival El Agua es una En QuerétaroHaz click para twittear«1. Mural en la base:
El trabajo de Mantra es una verdadera delicia visual. Su primer muro nos recuerda la importancia del agua como generadora de vida y la muerte y desesperación de su ausencia. Realizado en el extremo oeste del edificio, en un pasaje que se va haciendo estrecho y turbio al comunicar dos avenidas importantes de la ciudad, envuelto en paredes grises y suelos manchados por años de andares. El retablo de Mantra se levanta con gracia y colorido, como lo hace la naturaleza de manera cotidiana, como si a esas paredes le hubieran nacido flores y una mariposa monarca reinara sobre el callejón. En la izquierda, un cráneo de tortuga marina yace sobre una red de pescadores, como en la fotografía original de Tre Packard. La capacidad transformadora del arte de Mantra ha acentuado la fuerza descomunal de la naturaleza para hacer que todo florezca, prístino, hasta en el callejón más oscuro.

 

 

2. Mural en el domo:
La capacidad técnica de Mantra es casi desconcertante. Sin embargo es de la metáfora que encierra el mural de donde nace la fuerza para conmover al transeúnte. La pieza nos identifica con la naturaleza, para ser más humanos. Vemos una enorme presencia femenina que contempla con deleite a la fértil naturaleza. Se trata de una alegoría sobre la biodiversidad, con el propósito de mostrar que la humanidad tiene capacidad de interactuar con el entorno natural en completa armonía y equilibrio. El personaje principal está inspirado en las deidades femeninas del agua en mesoamérica y representa la naturaleza en su esplendor original. Desde la cara Este del domo, la pieza de Mantra danza con la cara Oeste, con el lagarto Cipactli pintado por Goal y Ryper, acosado por la contaminación, completando el juego de danzas de los cuatro rumbos del mundo sobre el domo y bajo el Sol. Con un quetzal en el hombro, una salamandra, una mariposa, un tiburón ballena y otros seres naturales que representan la riqueza del mundo conectado por un mismo elemento; el agua.

Mantra

Mural en la base:
El trabajo de Mantra es una verdadera delicia visual. Su primer muro nos recuerda la importancia del agua como generadora de vida y la muerte y desesperación de su ausencia. Realizado en el extremo oeste del edificio, en un pasaje que se va haciendo estrecho y turbio al comunicar dos avenidas importantes de la ciudad, envuelto en paredes grises y suelos manchados por años de andares. El retablo de Mantra se levanta con gracia y colorido, como lo hace la naturaleza de manera cotidiana, como si a esas paredes le hubieran nacido flores y una mariposa monarca reinara sobre el callejón. En la izquierda, un cráneo de tortuga marina yace sobre una red de pescadores, como en la fotografía original de Tre Packard. La capacidad transformadora del arte de Mantra ha acentuado la fuerza descomunal de la naturaleza para hacer que todo florezca, prístino, hasta en el callejón más oscuro.

Mural en el domo:
La capacidad técnica de Mantra es casi desconcertante. Sin embargo es de la metáfora que encierra el mural de donde nace la fuerza para conmover al transeúnte. La pieza nos identifica con la naturaleza, para ser más humanos. Vemos una enorme presencia femenina que contempla con deleite a la fértil naturaleza. Se trata de una alegoría sobre la biodiversidad, con el propósito de mostrar que la humanidad tiene capacidad de interactuar con el entorno natural en completa armonía y equilibrio. El personaje principal está inspirado en las deidades femeninas del agua en mesoamérica y representa la naturaleza en su esplendor original. Desde la cara Este del domo, la pieza de Mantra danza con la cara Oeste, con el lagarto Cipactli pintado por Goal y Ryper, acosado por la contaminación, completando el juego de danzas de los cuatro rumbos del mundo sobre el domo y bajo el Sol. Con un quetzal en el hombro, una salamandra, una mariposa, un tiburón ballena y otros seres naturales que representan la riqueza del mundo conectado por un mismo elemento; el agua.

Renata Martinez Y Aaron Glasson

En colaboración y dentro del retablo mayor, Renata Martínez y Aaron Glasson desarrollan también un retablo. En este narran la historia de la sed y de la ausencia de agua. En el extremo derecho, Macedonia Blas Flores, la mujer indígena y defensora de los derechos humanos que fue nominada al Premio Nobel de la Paz, sostiene una jarra de agua con los atributos de Tláloc.A sus espaldas, un hombre con rasgos españoles sostiene otra jarra que ha sido rota por un niño indígena para aprovechar su escorrentía y alimentar un jardín.

El mural cubre diferentes temas como la contaminación del agua, la fauna marina afectada por el agua contaminada, las dificultades para llevar agua a la casa, las inundaciones y las sequías. También en la parte central inferior de la composición, una pieza de Renata muestra la desesperación en forma de una persona que intenta beber de una botella de forma que la botella pareciera estar bebiendo de ella. En el extremo izquierdo y más allá del muro del estacionamiento, los artistas plasman una cara masculina que se asoma bajo la superficie del agua para mirar la basura, incluyendo un yelmo de conquistador español. A su lado el mensaje «el plástico es tóxico», dentro de una botella de pet, en la mano de un esqueleto..

Al centro del mural, dos figuras pétreas simbolizan la naturaleza y la creación del hombre, en una reflexión que nos dice que tanto el ídolo como la piedra son del mismo material, entonces ¿por qué no preservar a la naturaleza de la misma forma en la que se preserva el trabajo del hombre?

Sermob

«Trazado sobre la fachada que da entrada al Museo de Ciencia y Tecnología del péndulo de Foucault, el mural de Sermob habla de lo indivisible en el mundo. Las criaturas marinas se fusionan con el arquetipo humano, resaltando la forma en la que las especies que habitan en la tierra están irremediablemente ligadas; todos somos un solo ente universal y las acciones que tiene una especie pueden afectar de manera profunda la existencia de la otra. De esta manera las angulaciones en la forma y las figuras acuosas que mantiene la composición de fondo dirigen nuestra vista hacia arriba.

En la parte superior de la pieza, una persona equilibra dos cubetas, simbolizando a Tláloc y la dificultad que representa a la naturaleza llevar agua a las personas. Con esta metáfora de Sermob, cada habitante se convierte en una suerte de Tláloc, un dios cuya fuerza ha quedado reducida ante la acción de los demás y cuya necesidad por llevar agua a los que ama lo sumen en difíciles faenas. Las ciudades no son ajenas a esto, cuando la gran masa se vuelve una sola entidad con nombre; el Tláloc que les lleva agua se convierte en una serpiente de cientos de kilómetros como el «»Acueducto II»», hasta llegar a los habitantes de la ciudad que parecen vivir con ingenuidad sin saber que tal vez en menos de tres años abrir un grifo probablemente sea un acto de esperanza.

La pieza del artista originario de Iztapalapa, pero radicado desde hace años en Querétaro remata con acentos vegetales de nopal cuya importancia ha sido vital en la vida de los ciudadanos desde la fundación de la ciudad y cuya existencia sería imposible sin agua. El trazo afilado y pulcro de Sermob definen una precisión casi quirúrgica que atrae a los visitantes hacia el interior del museo infantil de «»el péndulo»», donde tras la sonrisa de cada pequeño aguarda un ciudadano inspirado que será parte de la generación de agentes de cambio que el país necesita, aquellos que le harán a Tláloc su carga más ligera.

La X Familia pinta en Tlatelolco para el Festival Transmuta

 

Por José María Noriega, fotos de Ed Arcane.  Arte de la X familia para el festival transmuta.
Ciudad de México, Enero 2018.

Tlatelolco, crisol de cultura, memoria e historias ahogadas en el tiempo. Rodeados de imponentes multifamiliares erosionados por el tiempo y monumentos que denuncian una historia escrita con sangre, la X Familia se agrupó a un costado del edificio Veracruz para gestar una obra monumental. Después de haber resanado su lienzo de concreto, el crew se armó de brochas y latas para desafiar las alturas de la Ciudad de México y regalarle a los vecinos de Tlatelolco una nueva manifestación de identidad, expresada a través de los colores y las texturas que emanan de la mente de sus integrantes. Años de recorrer ciudades juntos, dejando huella en los muros de México, la X Familia, con la unidad y la fraternidad como principales motores, y fieles a la escuela que vio nacer sus primeros trazos, el colectivo plasmó en la verticalidad del multifamiliar un recordatorio de la estructura polisémica que compone al mexicano. Mientras las plumas de Quetzalcóatl cubren las grietas provocadas por los cataclismos del pasado, la Serpiente Emplumada asciende por los pisos del Veracruz para guiar a los mexicanos en su reconexión con la naturaleza. Gracias a la X Familia, ejemplo de auténtica camaradería, por el aguante, la buena vibra y por su incansable lucha que enaltece y dignifica el arte mexicano.

¡Así se pinta Tlatelolco, así se pinta México!

Mural realizado para el Festival Transmuta.

#AsíSePinta #PinturasOsel #NueveArteUrbano#UniendoCulturasATravésDelColor #FestivalTransmuta

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Manifiesto Muralista Transgrafitero

 

Inspirado parcialmente en dos manifiestos redactados por Siqueiros, y firmados en su primera versión por Rivera y Orozco entre otros, el primero publicado en México en la revista “El Machete” de junio de 1924 y el segundo en Buenos Aires, en el diario “Crítica” de junio de 1933.

 

Artistas, escritores de graffiti, productores, gobiernos y ciudadanos: Estamos trabajando en todo el mundo para impulsar un movimiento de la plástica monumental para las calles y las urbes, creando piezas simbólicas de gran formato en los espacios comunitarios donde concurre el tráfico del público, haciendo de ellas un elemento de catalización cultural, hacia la felicidad.

 

Definimos Cultura como el entramado de significados y símbolos que conecta a los individuos entre sí y en sociedad. En consecuencia damos al muralismo transgrafitero el propósito de catalizar la cultura, mediante el arte urbano, hacia el bienestar colectivo, la prosperidad, la paz y la felicidad; misma que definimos como “el deseo de sonreír”. Abogamos por la integración de las distintas culturas, micro-culturas, etnias e individualidades, en un enjambre humano de composición fractal y sabiduría intercultural, reconociendo su capacidad natural para auto organizarse, entre el orden y el caos.

Buscamos que cada acto creativo, en cada proyecto, cumpla siempre con cuatro resultados simultáneos: ambientales, sociales, culturales y económicos. Participamos al aprendiz en cada paso del proceso creativo, ligando experiencia con enseñanza teórica. Integramos al artista individual a procedimientos colectivos, a la inteligencia de enjambre y a la organización fractal. Aprovechamos cualquier avance tecnológico, empleando materiales y herramientas contemporáneos, para llevar el poder de símbolo cultural al arte urbano: de la mente colectiva al muro y de ahí al mundo digital, para alcanzar públicos globales. Usamos la realidad virtual y la inteligencia artificial a fin de explorar los nuevos linderos de la experiencia humana, pero siempre ligando la obra ultramoderna con las tradiciones étnicas ancestrales y los ideales sociales. Actuamos para fortalecer la salud de nuestros ecosistemas promoviendo la consciencia de unidad y respeto por la Naturaleza. Nos sostenemos autónomos mediante el emprendedurismo social y el respeto por la ley.

 Comprendemos que la creatividad tiene un propósito, que en salud se alinea con el propósito de la vida, hacia el bienestar individual y colectivo. En el mundo de hoy existen millones de jóvenes que se expresan mediante la pintura, creando y escribiendo en muros, desarrollando talentos y visiones, influyendo en la sociedad mediante el símbolo, la audacia y el respeto a convicciones propias. Comienzan escribiendo su nombre para identificarse con su espacio y les llamamos grafiteros. Crecen, acumulan conocimiento, emprenden un camino transpersonal que los inspira al cambio, a pintar metáforas, a transfronterizarse, y les llamamos ahora transgrafiteros. Descubren que su creación, personal o transpersonal, influye en la calle y en la cultura barrial. Se vuelven un trasunto urbano del chamán; produciendo sortilegios callejeros. Son potencialmente los líderes culturales del barrio. Este enjambre de jóvenes, jamás imaginado por Siqueiros, es hoy la encarnación del propósito de la creatividad plástica: crear un mundo mejor.  Esto es Transgrafiti.