[:es]»Trazado sobre la fachada que da entrada al Museo de Ciencia y Tecnología del péndulo de Foucault, el mural de Sermob habla de lo indivisible en el mundo. Las criaturas marinas se fusionan con el arquetipo humano, resaltando la forma en la que las especies que habitan en la tierra están irremediablemente ligadas; todos somos un solo ente universal y las acciones que tiene una especie pueden afectar de manera profunda la existencia de la otra. De esta manera las angulaciones en la forma y las figuras acuosas que mantiene la composición de fondo dirigen nuestra vista hacia arriba.

En la parte superior de la pieza, una persona equilibra dos cubetas, simbolizando a Tláloc y la dificultad que representa a la naturaleza llevar agua a las personas. Con esta metáfora de Sermob, cada habitante se convierte en una suerte de Tláloc, un dios cuya fuerza ha quedado reducida ante la acción de los demás y cuya necesidad por llevar agua a los que ama lo sumen en difíciles faenas. Las ciudades no son ajenas a esto, cuando la gran masa se vuelve una sola entidad con nombre; el Tláloc que les lleva agua se convierte en una serpiente de cientos de kilómetros como el «»Acueducto II»», hasta llegar a los habitantes de la ciudad que parecen vivir con ingenuidad sin saber que tal vez en menos de tres años abrir un grifo probablemente sea un acto de esperanza.

La pieza del artista originario de Iztapalapa, pero radicado desde hace años en Querétaro remata con acentos vegetales de nopal cuya importancia ha sido vital en la vida de los ciudadanos desde la fundación de la ciudad y cuya existencia sería imposible sin agua. El trazo afilado y pulcro de Sermob definen una precisión casi quirúrgica que atrae a los visitantes hacia el interior del museo infantil de «»el péndulo»», donde tras la sonrisa de cada pequeño aguarda un ciudadano inspirado que será parte de la generación de agentes de cambio que el país necesita, aquellos que le harán a Tláloc su carga más ligera.

[:en]»»»Traced on the façade that gives access to the Science and Technology Museum of Foucault’s pendulum, Sermob’s mural speaks of the indivisible in the world. Sea creatures merge with the human archetype, highlighting the way in which the species that inhabit the earth are irretrievably linked; we are all one universal entity and the actions of one species can profoundly affect the existence of the other. In this way the angles in the shape and the watery figures that maintain the background composition direct our view upwards.

At the top of the piece, a person balances two buckets, symbolizing Tlaloc and the difficulty of bringing water to people. With this metaphor of Sermob, each inhabitant becomes a sort of Tlaloc, a god whose strength has been reduced before the action of others and whose need to bring water to those he loves plunges him into difficult tasks. Cities are no strangers to this, when the great mass becomes a single entity with a name; the Tlaloc that carries water to them becomes a snake hundreds of kilometres long, like the «»Aqueduct II»», until it reaches the inhabitants of the city who seem to live with naivety without knowing that perhaps in less than three years it will probably be an act of hope to open a tap.

The piece by the artist, originally from Iztapalapa, but who has lived in Querétaro for years, finishes off with vegetal accents of nopal whose importance has been vital in the life of the citizens since the foundation of the city and whose existence would be impossible without water. Sermob’s sharp and neat line defines an almost surgical precision that attracts visitors inside the children’s museum of «»the pendulum»», where behind the smile of every little boy awaits an inspired citizen who will be part of the generation of change agents that the country needs, those who will make Tlaloc its lightest burden.

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