In Xóchitl, in Cuícatl (El Domo de los Concheros).

Por Édgar Sánchez

Confieso que yo mismo viví treinta años en la ignorancia. Crecí bajo la apuesta oficial de que una identidad homogénea sería el camino para el “progreso” de México. Tal vez fue que me llamaran “güero” en el mercado y en las escuelas rurales donde estudié parte de la primaria, o pudo ser la presión social de mis compañeros en las escuelas privadas de mi pubertad: el punto es que crecí en la ignorancia y negación de mi sangre indígena.

Aún así, sentía que algo no cuadraba y esto me provocaba un impulso irresistible por entender la debacle de las culturas originarias ante la colonización europea. Enfrenté este misterio al tomar la prueba de ADN del proyecto genográfico de National Geographic. “Saliste indio de un lado y también indio del otro”, me dijo con afecto Francisco Plata, mi primer maestro conchero, cuando le compartí los resultados. Y dancé con ellos en busca de mi identidad perdida, porque era vital averiguar si ser “indio” tenía relevancia en el mundo contemporáneo.

Años después conocí a don Manuel Rodríguez González, capitán general de una de las 22 mesas de danza asentadas en el barrio de San Francisquito. Era una noche de septiembre, frente al altar de su cuartel general, en las faldas del cerro de Sangremal, en Querétaro. Se le veía imponente, recibiendo con bendiciones a capitanes y guerreros que venían de lejos a unirse a la celebración anual que comenzaría la mañana siguiente frente al templo de La Cruz. El aroma del copal flotaba denso entre plumas y atuendos, creando una atmósfera vibrante, de dichoso entusiasmo. Los presentes llenaban el recinto a ambos lados del pasillo central y miraban con respeto a cada recién llegado. Al entrar se adivinaba la presencia de las ánimas de los ancestros y el entusiasmo por el comienzo de la batalla.

Los concheros llaman “capitán general” al líder de “capitanes”, quienes comandan grupos de “guerreras y guerreros”. Sus instrumentos musicales son “las armas” y sus atuendos, los “uniformes”. En el cuartel general, las sahumadoras y los sargentos organizan las operaciones que constituyen la supervivencia de las “guerras floridas”, ritual mesoamericano de reverencia al misterioso balance entre la vida y la muerte. Danzan la guerra frente a las iglesias, con la intención de sostener la armonía y el balance. De sus ancestros recibieron la misión de honrar la tradición chichimeca de los cuatro rumbos, y también honrar a la religión que llegó de Europa. Este compromiso con el balance está detrás del amor que expresan a la virgen de Guadalupe cómo imagen de la madre Tierra, al Dios encarnado que se sacrifica por la redención humana y al creador-creadora del cosmos a quién aún llaman: “Ometéotl”.

Pocos conocen estos misterios concheros. La ignorancia que yo viví parece estar presente también en algunos círculos intelectuales. Guiada por un silencioso sesgo hacia lo “criollo”, la atención suele posarse sobre los danzantes con una pizca de desdén. Se les caracteriza de un “sincretismo” que pretende conciliar doctrinas sin lograr coherencia. Se les descarta como una vulgarización folclórica de prácticas que quedaron atrapadas en la falta de conocimiento. Se pondera por debajo de la imitación de formas europeas. Se les usa para fines políticos y se les considera un espectáculo turístico, negándoles la dignidad del ritual sagrado. Aún hoy, las identidades mexicanas parecen seguir bloqueadas por el espectro de la vergüenza.

La causa de este bloqueo parece obvia: la conquista cultural fue brutal y dejó el recuerdo de los ancestros bajo las pezuñas del corcel blanco de Santiago, el patrono de la reconquista de Iberia y de la conquista de América. Parece desafortunado asociarse con lo nativo, cuando se cree que no han quedado más que ruinas y folklor detrás de esa identidad. Miramos el frontispicio del templo de San Francisco en el jardín Zenea y encontramos la imagen de Santiago mata-moros, degollando infieles y a su corcel blanco pisoteando cuerpos morenos. Y si bien honramos la sangre de los guerreros que quemaron sus barcos para tomar su lugar en nuestro linaje, es necesario reconciliarnos con el cuerpo del México indígena. Este es el alimento que ansía la genialidad creativa de nuestra “raza cósmica”, frente al mundo post-contemporáneo.

Es 2018 y estoy de regreso en el cuartel general. Hoy no hay festividad; el general nos recibe para una entrevista. Los “nueves”, guerreros creativos de Incusa, preparan la versión del “manifiesto transgrafitero” para la curaduría de los murales del domo del Centro Cultural Gómez Morín, proyecto que consagra ocho años de activismo cultural de Nueve Arte Urbano, con el festival: el agua es una. Don Manuel nos relata cómo recibió de sus ancestros la “obligación” de sostener las tradiciones de la “danza Chichimeca de arco y flecha”, y de cuidar del “madero sagrado” de la mesa “in xochitl in cuicatl”, en un linaje ininterrumpido desde 1733. Su familia está atenta mientras danza, canta y toca la concha de armadillo frente a las cámaras. Estamos frente a uno de los linajes de mayor abolengo en Querétaro: los chichimecas que cambiaron el arco y la flecha por “la flor y el canto”, para sostener la paz y el balance, sin abandonar la batalla.

El discurso de los murales del domo se sostiene sobre los hombros de los creadores del pasado. Este retablo de murales transgrafiteros, bendecido por el General y su familia, es una ofrenda del pueblo para el pueblo. Nos habla del misterio de la creación según la cosmovisión mesoamericana. Los cuatro Tezcatlipocas sostienen la bóveda celeste sobre la tierra, abriendo el espacio donde habita la humanidad. Tláloc-Cosijo observa el cielo del norte con el ojo de la conciencia. Su consorte Chalchiutlicue bendice el sur con fecundidad, sobre un espejo de agua. En el este, el sol nace para iluminar el esplendor de los ecosistemas y un híbrido mestizo de San Francisco y Quetzalcóatl. Al oeste, donde los días mueren, los grafiteros queretanos plasmaron a Cipactli, el cocodrilo de ojos rojos que sufre con la contaminación. En total, 33 murales y más de tres mil metros cuadrados, donados por escritores de grafiti, artistas y productores, de Querétaro, México y el mundo, con el sueño de crear conciencia sobre nuestras raíces culturales y los retos del agua y la supervivencia urbana.

 

El domo, pieza de piezas, narra en el metalenguaje de los retablos, una versión contemporánea y popular de los mitos que dieron sentido a la vida de nuestros ancestros. Esconde en su cima un disco solar, mientras cuelga dentro del domo el péndulo de la danza del cielo con la tierra. Así nos recuerda que vivimos: “en el ombligo de la luna, centro de la tierra, donde ofrendamos los corazones al sol”.

El general danzó frente al domo como lo ha hecho por ochenta años. Sosteniendo en el corazón un amor profundo por la tradición Chichimeca, y balanceando con el mismo amor su respeto por la religión europea. Este es para mí el mejor ejemplo de libertad cultural, que definimos como la capacidad de ver nuestras creencias, sin dejar de reconocer verdad en otras alternativas, y así elegir libremente nuestra identidad individual. Hoy es un buen día para convocar a nuestra ciudad a sacudirse los bloqueos y redescubrir este tesoro olvidado, de raíces identitarias, heroísmo y libertad cultural. Doy gracias a los concheros por su sabio ejemplo y por los siglos de paz, balance y guerra florida.

La X en Xfamilia.

Por Ricardo Quezada.

Citius, altius, fortius, traducido literalmente como más fuerte, más alto y más rápido es el lema del olimpismo y condensa las cualidades a las que aspiran los seres humanos al referiste al deporte. Para los que practican el ejercicio graffitero, las nociones olímpicas no son una doctrina, son una experiencia diaria de vida. Arte más fuerte, muros más altos y  pintas más rápidas son los pilares fundamentales que crearon a la X familia hace diez años, uno de los crews más importantes de México y al que han pertenecido los grafiteros Celso Atler Noise, Spike, Leba, Sekir, Frank y Dark, en una comunidad conformada por artistas de todo el país.

XFamilia en Tlatelolco 1 Para el Festival Transmuta Foto de Eddgar Arcane.

“Un colectivo debe ser multidisciplinario, graffiti, esténcil, roller, brocha, documentaleros y hasta cierto punto eso hace un crew mejor compuesto”. –Frank.

En un país donde el arte es percibido como una herramienta de segmentación demográfica, el arte público representa una de las vertientes de democratización de las expresiones artísticas más fuertes. Bajo esta consigna, los miembros de la X familia creen y han realizado sus pintas con un fuerte mensaje de identidad nacional, creando con un discurso de aerosoles y brochas piezas que buscan arrancar al transeúnte de la monotonía citadina, arrojando un coctel estimulante de colores que por la complejidad y proporciones se convierte en parte de la iconografía urbana, como lo demuestra su pieza Tlazokamatli en Tlatelolco para el Festival Transmuta .

Tlazokamatli en Tlatelolco Para el Festival Transmuta . Foto de Eddgar Arcane

Nacido de la afinidad y el deseo por pintar cada vez muros más grandes, la X Familia se forma de manera no oficial Circa 2008 en algún punto del mapa entre Torreón, Aguascalientes, San Luis Potosí y Tlaxcala, cuando la escena del graffiti mexicano se encontraba en su etapa primigenia y los “super eventos” y las “expos” que celebraban a un crew en una ciudad eran el pan de cada semana; de esta forma se fueron alineando las puntas hasta coincidir en la generación de la original Xtreme Crew, un crew que quería hacer pintas monumentales y extremas, pero ante la necesidad de encontrar un significado que conectara con cada uno de sus miembros y renegando los ideales americanos del mote Xtreme, el Atler AKA el Satánico concibió la idea de la X como la cruz perfecta del equilibro: arriba, abajo, izquierda y derecha, teniendo el familia como consecuencia natural de la hermandad de las personas que tienen años manejando un estilo identitario y sobretodo compartiendo la vida como una familia, como una X-familia.

Boceto Tlatelolco Foto Eddgar Arcane.

Descendientes de un estilo urbano que no se satisface con las pintas al ras del piso, el trabajo monumental de la X familia ha encontrado en su diferenciador fundamental, el formato macro, la capacidad de trascender y romper la naturaleza efímera del grafiti tradicional creando un discurso de la calle, para la calle y con la calle, donde se genera el juego de la interpretación de signos y la valuación masiva de las piezas en una galería pública.

El grafiti no es arte callejero, es algo único, inclasificable y su ilegalidad es innata, pero en los últimos años se ha convertido en manifestación pública de una escena que era invisible a los demás  ciudadanos y que al insertarse en el circuito artístico se balancea dentro y fuera de los márgenes legales para generar Street art y es en este punto donde el trabajo más que una complicación es una forma de vivir o sobrevivir.

Rappel tlatelolco Para el Festival Transmuta 2 Foto Eddgar Arcane

Más allá del romanticismo urbano que pretende reflejar el circuito del Street art mundial donde las pintas salen en Facebook e Instagram y se enaltece la calidad artística o discursiva, los creadores, muchos iniciados como grafiteros, buscan dignificar el oficio y establecer un escenario con mejores oportunidades sí, pero con mayor respeto y humanidad.

“Lo peor de la escena del arte urbano nacional es la forma en la que algunos gestores te dan la vuelta y dejan de ser humanos, es decir, te ven a ti y a tu talento como mercancía. Eso pasa mucho con el arte urbano y el graffiti piensan que por darte un apoyo se pueden decir artistas,  pareciera que creen que pintas y no te cansas, esto no es un hobby es un estilo de vida”.

-Frank y Leba.

Xfamilia en Querétaro 1 Foto Eddgar Arcane

Con sus respectivos altibajos los miembros de la X familia, algunos de ellos casados y con hijos, ven en las nuevas generaciones una oportunidad para recuperar la forma en la que las pintas se generaban: pintar sin esperar a que los inviten, tener iniciativa y, sobre todo, creer en que no hay muro que no se pueda superar en unidad con tus amigos.

Xfamilia en Querétaro 3 Foto de Eddgar Arcane

“Junta tus cositas, tus amigos y ponte a pintar. No se trata de la auto gestión, sino del grafiti de corazón, de la calle, en la que se hacen las pintas domingueras por ejemplo”.  -Frank.

En la calle existen códigos y adagios que de una forma u otra norman el grafiti y de la misma manera la unión de artistas con gestores busca crear la unión. La colaboración de Nueve Arte Urbano y X familia ha logrado generar hermandad entre sus personas quedando de manifiesto cuando la pieza está terminada en tiempo y forma, como si fuera un regalo para la ciudad.

Xfamilia en Querétaro Aerea 2 Foto de Eddgar Arcane

El futuro está colmado de murales, aerosoles y pintas para la X familia, un balance entre colores, andamios, lifts, puntas, familia, amigos y desarrollo personal, pero antes de ver al futuro Leba, Dark, Seckir y Frank miran hacia el pasado y mientras recuerdan un poco con nostalgia y un poco con remordimiento el no haber iniciado antes y con más fuerza, y recuerdan que en la vida es posible lograr un sueño si te levantas todos los días con el afán de realizarlo porque, en su conocimiento como artistas que viven de esto, una persona está obligada a buscar algo que le apasione porque si no lo hace terminará mal.

Detalle Xfamilia en Querétaro 3 Foto de Eddgar Arcane

La X familia arrancó con la serie de murales Afluente que realiza pintas en el perímetro del Centro Cultural del Estado Manuel Gómez Morín, donde se llevará acabo El Festival el Agua es Una con la pieza “Al Vibrar de la Danza” en avenida Pasteur, sobre ella Frank escribe:

“Santa cruz que saludas con un resplandor a los cuatro ejes primarios
resultado de la comunión entre el sol y la luna
danza que unifica al hombre con el cosmos
generando armonía y equilibrio al vibrar de sus pies
cual aleteo de mariposas siendo libre
semilla que da vida
yaoyotl que resuenan uno a uno
asemejándose al caer de las gotas de lluvia
agua transmisor universal que purificas
y das vida a nuestras existencias”.

Xfamilia en Querétaro 5 Foto de Eddgar Arcane

En un país multidiverso, los 13 hermanos de 8 estados diferentes que componen la X famillia seguirán creando murales que busquen resaltar de manera real y profunda la identidad nacional con la finalidad de generar una nación en contacto con su orgullo, consciente de que es capaz de transcenderse y superar sus retos. Siempre en unión, siempre en colectivo, su trabajo nos recuerda que en México la X es de familia.

México Celebra a la República de Estonia en el primer centenario de su Independencia.

By Ricardo Quezada.

vabadus/libertad en Ejército Republicano y Av. 20 de noviembre. Letras Atole Parra, Golondrinas (izq/der): Calladitos, Abril Pegueros, Tania QUezada, Sermob, Victor López, Jonky, Moste, Goal, Renata Martínez.

Libertad hoy se dice Vabadus. Renata Martinez, Los Calladitos, Tania Quezada, Jonky, Víctor López, Sermob, Moste, Goal y Abril Pegueros del equipo que participó en Mextonia junto con el artista del Lettering Atole Parra, rindieron homenaje a la nación báltica con ésta pieza que con la que felicitamos con cariño a todos los Estonios en su día..

Izq/der: Renata Mtz, Goal, Moste/Lettering Atole Letras.

El final de la Primer Guerra Mundial y la Guerra Civil Rusa, dieron oportunidad a las fuerzas Estonias  de declararse independientes de la Rusia Soviética y la nobleza de Livonia y de Curlandia que conformaron el  Baltische Landeswehr, en 1918. Si bien, Estonia pasaría a convertirse en una República Soviética Socialista durante la segunda guerra mundial, el 24 de febrero marca la ignición de su vida como nación independiente.

La pieza está compuesta por nueve golondrinas realizadas en el estilo particular de cada artista, sobrepuestas sobre la frase Vadabus Libertad que escribió Atole dentro de un campo azul cielo. Para los estonios, la golondrina, es el ave nacional, simboliza la libertad y la capacidad de conocer el mundo sin olvidar tu hogar.

El Mural puede apreciarse en Ejército Republicano esquina con 20 de noviembre en Querétaro y ha sido reconocido a en Estonia, como parte del regalo que México hizo a la nación báltica.

Los Calladitos/ Lettering Atole Letras.
Abril Pegueros/Lettering Atole Letras.
Tania Quezada/Lettering Atole Letras.
Sermob/Lettering Atole Letras.
Víctor López/Lettering Atole Letras.
El Asombroso Jonky/Lettering Atole Letras.
Moste/
Goal
Renata Mtz.arte/Lettering Atole Letras.

Puedes consultar la nota del diario postimees de Estonia Aquí.

Uniendo Culturas a través del color, Nueve Arte Urbano y Mextonia Festival.